jueves, 23 de febrero de 2006

Un regalo de la vida

De vez en cuando la vida te regala un día especial cuando menos lo esperas.

Ayer al levantarme parecía que iba a ser un día de trabajo solitario. Pero una conversación por el Messenger hizo que todo cambiase, que se convirtiera en un día vivido con una gran intensidad. Fue un día compuesto de momentos únicos e irrepetibles, de muchos “aquí y ahora”. Algo así como que el concepto del tiempo lineal desapareció para substituirlo un concepto de momento mágico tras momento mágico.

El universo me ofreció este regalo y yo lo acepté, lo recibí con los brazos abiertos. Me abrí a la posibilidad de descubrir nuevas oportunidades. Tal vez mi regalo no venía envuelto en el papel que yo había imaginado y la tarjeta que lo acompañaba no tenía escrito el texto que yo hubiese querido, pero aún así lo acepté y lo deslié con cariño y con la ilusión de niña que afortunadamente aún me queda. Y ¡oh, sorpresa! lo que contenía su interior me hizo pasar un día maravilloso.

Confieso que en otro momento de mi vida no hubiese aceptado el regalo, hubiese pensado ¡este envoltorio no me gusta, yo lo quiero rosa y con corazones!. ¿Cuantos regalos me perdí por estos prejuicios?, nunca llegaré a saberlo.

Quiero recibir los regalos que la vida me manda, quiero aprender a aceptar lo que me vienen con el envoltorio que me gusta y los que no.

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