jueves, 24 de mayo de 2007

El error de la deducciones mentales

En la comunicación entre personas intervienen muchos factores, uno de ellos es el de su mundo interior, el de aquello que hay en su mente; sus miedos, creencias, inseguridades, frustraciones, expectativas, sueños, deseos,… La mente tiene unas programaciones de cómo pensar y filtra por ella todo lo que recibe. Si me paro a pensar la danza de ideas que se está produciendo en la cabeza de mi interlocutor cuando me escucha me hago la siguiente pregunta ¿Cómo va entender lo mismo que yo lo quiero transmitir? ¡Es imposible! Y es más, ¿Cómo puedo deducir yo lo que está pensando? ¡es más imposible todavía!. Cuantas veces he jugado a averiguar lo que el otro piensa, ¡que ingenuidad por mi parte! Ayer el universo me dio un ejemplo de esto que estoy escribiendo; hace ya 17 años, cuando vivía en Estados unidos y salí con un chico venezolano. Al regresar a España perdí el contacto con él y nos hemos reencontrado a través de Skype, ¡17 años sin saber nada el uno del otro! Ayer tuvimos una conversación sobre lo que pasó con nuestra relación y ¡Dios mío! Que diferente su versión a la mía. Para mi fue impresionante oír su versión y ver cuanto me había equivocado sobre como vivió él todo este proceso. Lo que yo durante 17 años había imaginado como que “pasó” olímpicamente de mi, realmente fue que, por razones personales, en ese momento no podía comprometerse conmigo como le hubiese gustado. ¡Y estos 17 años ha estado arrepintiéndose se como actuó! ¡¡Dios mío! ¿Por qué no hablaremos claro? Nos guardamos cosas por temor a que el otro las malinterprete, sin darnos cuenta que ya el no decirlas es una mal interpretación. Tal vez la única solución pase por ser valientes y expresar de forma abierta lo que sentimos y escuchar de la forma más limpia posible, intentando no pasar la respuesta por el tamiz de nuestra propia mente. Toda esta historia con Pipo, el chico venezolano, me lleva a preguntarme ¿Qué estoy en este momento malinterpretando de las personas que me rodean? ¿Cómo puedo liberar mi vida de estas deducciones erróneas? Bueno parte de la respuesta ya me la he dado arriba, otra parte sería la de ser flexible y dejar más incógnitas en el aire. A la mente no le gusta las cosas que no están totalmente cerradas, pues tendré que educarla para vivir en la duda permanente. Auque a esto la mente le tiene miedo. Por mucho que lo intente nunca podré saber lo que la otra persona piensa, siente y me quiere realmente transmitir. Solo puedo llegar a hacerme una idea aproximada a través de la escucha con el corazón, apartando lo más posible a la mente.

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