jueves, 19 de octubre de 2006

Más allá de la comunicación Humana

Cuantas más vueltas le doy más convencida estoy de que tod@s los seres humanos somos el mismo SER encarnados en diferentes cuerpos. Hoy me gustaría analizar esta idea desde el punto de vista de las relaciones humanas. Los humanos necesitamos relacionarnos unos con otros, cuando no lo hacemos nos parecemos más a animales que a personas, por ejemplo los casos de niños que han crecido fuera de una sociedad humana. Cuando dejamos de relacionarnos con l@s dem@s nos volvemos huraños, como el abuelo de Heidi (J). Y por contra, cuando una persona es sociable, se preocupa por los demás y está en contacto, verdadero, con otras personas generalmente se siente bien consigo mism@. ¿Has ido alguna vez a una fiesta o reunión social donde todo ha sido muy superficial y has vahadlo con mucha gente pero no te has comunicado con ninguna persona? ¿Cómo te has sentido? ¿Vaci@? La razón de que esto sea así es porque buscamos en los demás que nuestro SER se conexione al SER del otro, pues esta es la forma de sentirnos plen@s. Este es el secreto de la verdadera comunicación. En la vida hay momentos de conexión total con otra persona; al enamorarnos con nuestra pareja, con nuestros hijos, sobretodo cuando nacen o de bebés, con amig@s o familiares en una conversación cargada de magia… Son momentos que recuerdas toda tu vida por la plenitud en que te encontrabas cuando los viviste. Esta sensación sólo tiene un secreto; al vivirlos estabas volviendo a tu esencia a lo que eres a través del otro, a través de su abrazo, de sus palabras, de su mirada, o simplemente a través de pensar en el/ella. Así pues, si al relacionarnos nuestros SERES se unen ¿qué pasa al separarnos? Creo que como ya hemos sentido lo que es estar en unidad ya nunca lo olvidaremos y de ahí surgen los apegos a las relaciones pasadas. El recuerdo que tenemos de aquellas personas a las nos hemos sentido tan unid@s va mucho más allá de lo físico, incluso de lo humano. Es más, creo que no es un recuerdo sino la unión de los dos seres que ya no se disolverán por haber encontrado su esencia. Se podrá disolver la parte física, la humana, pero no la espiritual. Esas almas han vuelto a unirse y eso es ya indisoluble. Tal vez sea esta la razón por la que los sacerdotes dicen cuando casan a una pareja; “lo que Dios a unido que no lo separe el hombre”. Aquí encontramos una clara diferenciación entre el SER y lo HUMANO. No hace falta llevar esto al terreno de la pareja, esto es valido también para familia y amigos. Para todas las relaciones entre personas. Por eso creo que cuando nos relacionamos con los demás es algo mucho más profundo que una simple conversación, creo que es volver a poner las cosas en su sitio, a llevar al SER a la UNIDAD que es lo que realmente ES.

No hay comentarios:

Publicar un comentario