martes, 12 de septiembre de 2006

Piensa por la mañana ... sueña de noche


Hoy ha sido un día muy importante para mi; “¡He creado mi primera sociedad!”. Es una empresa dedicada a temas muy terrenales (inmobiliarios) para alimentar las necesidades terrenales y a temas emocionales, para alimentar el alma. Con el primer negocio sostendré el segundo que es a su vez el que sostiene a mi.
Cuando creé este blog me comprometí a ser franca y hoy he de serlo y decir que me cuesta seguir adelante, que tengo mucho sobre mis hombros y que hoy siento que no podré llevar todo adelante: trabajo, hijos, deberes, casa, economía… Se, y me repito una y mil veces, que no me puedo quejar de nada, que hay en el mundo mujeres con unas situaciones mil veces peores que la mía. Pero bueno, al fin y al cabo ya sabemos que esto no es consuelo.
Se que esta situación es el preámbulo de algo bueno, muy bueno. Se que es la traca final de todo lo que estoy viviendo y que si consigo superarlo, llegaré al sitio donde solo llegan l@s grandes, al éxito, a la felicidad.
Se que para alcanzar grandes cosas hay que hacer grandes esfuerzos, pues el éxito es proporcional al riesgo: si arriesgas poco, consigues poco o nada que merezca realmente la pena.
Si, como es mi caso, arriesgas mucho, entonces o pierdes mucho o ganas mucho y la satisfacción personal es grandiosa.
Todo esto lo se y soy muy consciente de ello. Lo que me pasa es que estoy en un punto de inflexión donde el riesgo ya empieza a ser realmente alto y las fuerzas ya van mermando. Estoy en ese punto donde o las cosas cambian o ya lo que tenía que perder ya lo perdí. Es un punto de no retorno, ya no hay vuelta atrás. En este punto me quedan dos opciones; o hacer de tripas corazón y seguir, sacando fuerzas de donde ya casi no las hay o rendirme y darlo todo por perdido. Dar gracias por haber disfrutado de la experiencia y retirarme a “mi jaula de oro”. Decido la primera opción; si he de, de momento, renunciar a mi sueño que sea después de haber hecho todo lo que estaba en mi mano hacer.
De todos esta hora a al que escribo no es la mas apropiada para replantearme mi futuro. Estas horas de la noche son para soñar, para creer que las cosas son posibles. Tal vez por eso, salen las estrellas y la luna que nos dan un toque de cuento de las mil y una noches. Y las mañanas son para pensar, por eso son luminosas y claras, sin elementos en el cielo a los que podamos mirar fijamente y quedarnos en un estado de ensoñación.
Así, ahora a las 11 de la noche no voy a pensar, voy a SOÑAR que es posible llevar a cabo mis sueños. Y mañana cuando me levante PENSARE en como hacerlos realidad.

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