La semana pasada no escribí ni el jueves ni el viernes pues hice un viaje relámpago a Albacete. La razón; la muerte de la madre de una de mis mejores amigas, de Adelina. Cuando vi a mi amiga el alma se me cayó a los pies, era solamente una sombra de lo que es ella normalmente, su cara reflejaba, cansancio y sobretodo mucho, mucho dolor.
Conozco a pocas personas como ella; es una persona que acepta a las demás tal y como son, las acepta y las quiere, creo que su mayor secreto para esto es que siempre ve la parte buena de los demás, nunca hace juicios sobre nadie, pues asume que cada uno tiene su situación y que nadie puede saber que haría si estuviese en las circunstancias del otro.
Otra característica de Adelina es su eterna sonrisa, yo la he visto estar realmente triste y sonreír a los demás, ocultando su tristeza para no contagiarla.
Adelina acepta las situaciones tal y como le vienen, en muy raras ocasiones, si es que ha habido alguna, le he oído quejarse. Siempre se centra en lo bueno y en lo positivo.
A mi me ha enseñado muchas cosas y me las sigue enseñando, es una persona que se mueve a impulso de corazón, es honesta y sobretodo una gran amiga. Para mi es como mi hermana.
Ahora le toca pasar el periodo de luto, de aceptar que su madre ya no está, tendrá momentos en lo que parezca que ya lo ha superado y otros en los que el dolor le vuelva con una gran intensidad. Esto es así cuando perdemos a alguien o algo, hay un tiempo, que no nos podemos saltar, en el que el eje de nuestra vida esta en esa perdida.
Desde aquí le mando mi energía y mi amor para poder ir superando poco a poco el dolor de esta gran pérdida.
Muchas gracias Adelina por todo lo bueno que aportas a tanta y tanta gente. Gracias por tu generosidad y gracias por ser mi amiga.
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