lunes, 15 de febrero de 2010

Dolor -Placer


Las personas nos pasamos la vida en el eterno juego de acercarnos al placer y huyendo del dolor. Aveces este juego es consciente y, tal vez la mayoría de las veces, es inconsciente. Si analizásemos cada una de nuestras acciones, cada una de nuestras creencias veríamos que el motor que las mueve es este juego.
Ya sabemos que la perspectiva de obtener placer, aquello que nos hace sentir bien, nos da una energía y vitalidad extra. Si estamos muy cansados y nos llama una persona a la que queremos y con la que disfrutamos de su compañía para que nos veamos, de repente notamos que tenemos una energía extra y nos preparamos para ir a su encuentro.
Ejemplos de esta energía extra son las madres y padres que tienen un bebé y las personas enamoradas. ¿Has oído decir a algún enamorad@ que está demasiado cansad@ para ir al encuentro de su amad@?
Así la huida del dolor el un motor muy poderoso, tal vez en los tiempos en los que nos encontramos este motor adquiera un protagonismo excesivo. Con esta crisis galopante hacemos cosas para evitar el dolor futuro, como el paro, el no poder pagar la hipoteca,....
En la vida hay acciones basadas en estas dos tendencias, cuanto más conscientes somos más nos vamos basando en la búsqueda del placer pues la huida del dolor nos hace estancarnos y temer a los cambios. Generalmente se define con frases como: " más vale pájaro en mano que ciento volando.." Lo que crea parálisis, no solo de acción, sino también de percibir las oportunidades, "si no voy a intentar capturar otro pájaro ¿para qué me voy, ni siquiera, a fijar si lo hay?
¿Hasta qué punto la crisis no crea tal huida del dolor, tal estancamiento en lo conocido que es "lo seguro", que corta de raíz todas las oportunidades de salir de ella?
A nivel personal el dolor estancando, en ocasiones nos paraliza, hasta que llegamos a un punto donde el dolor es tan insoportable que preferimos un dolor diferente a seguir soportando el mismo. En eso momento en los que llegamos a nuestro umbral del dolor cuando tomamos una decisión y nos arriesgamos a cambiar; dejar un trabajo, una pareja, cortar con un amigo que no nos hace bien, una obsesión, una costumbre, una actitud.
Esto ya depende de cada un@ de nosotro@s el que tengamos que llegar a ese umbral para decidir cambiar empujados por el dolor o tomar la decisión conscientemente y que nuestro impulsor sea la búsqueda del placer, de nuestra felicidad. Esta segunda opción requiere de más valentía y fuerza personal pues es "tirarnos al ruedo" sin saber si habrá red y abandonando nuestra "aparente zona de confort"

1 comentario:

  1. Anónimo11:10 a. m.

    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar