miércoles, 15 de noviembre de 2006

Elevarse del laberinto

A estas alturas de mi vida, sinceramente pienso que la vida es un laberinto, que cuanto más quieres entender más te pierdes, que cuento más cerca estas de creer que has llagado al fin más te das cuenta de lo lejos que estás de el, que cuanto más sabes más descubres todo lo que no sabes. Es un laberinto porque nosotr@s mism@s nos vamos adentrando más y más en él, unos nos dejamos llevar por lo material; si tengo dos jerséis quiero otro más y después otro y luego otro, cuando ya tengo una casa entonces deseo un chalet, cuando consigo estabilidad económica entonces deseo ganar más y más dinero para poder ir a buenos restaurantes, hoteles de lujo, viajes maravillosos, y así poco a poco nos vamos perdiendo un poco más en nuestro propio laberinto. Para otros su laberinto son sustancias que les haga evadirse de su propia realidad como drogas, alcohol, comida, o adicciones al trabajo, al sexo, a la propia imagen, a la lectura… Y así podría citar muchas otras cosas que nos hacen meternos más y más en recovecos de la propia vida lo que tiene como consecuencia la pérdida del control del rumbo de la propia vida y llegar a actitudes como el melodrama, el victimismo y la depresión. Todas ellas resultantes de haber perdido el control de nosotr@s mism@s. La salida a este laberinto terrenal es la toma de conciencia de que somos terrenales circunstanciales y espíritus verdaderos. Es decir no apegarnos a lo que aparentemente parece importante en esta sociedad, sino que ir más allá, buscar el transfondo de la vida y vivir desde allí. Esta es la única salida que nos queda para no perdernos. En los momentos en los que, a través de este blog, he confesado sentirme perdida a lo que me estaba refiriendo, sin yo saberlo, es a esto, a que estaba inmersa en el laberinto que yo misma ha creado y no encontraba la salida. Hoy entiendo que ese laberinto realmente no tiene salida, que la forma de evadirse del mismo es alzándose a través de las alas de la fe. A través de la toma de conciencia y a través de ver con nuevos ojos la vida, con ojos espirituales, con los ojos del alma. Estoy convencida de que esto es así y poco a poco voy descubriendo la forma de vivir la vida de esta manera, pues muchas veces me pregunto ¿Cómo puedo vivir la espiritualidad y a la vez dar de comer a mis hijos y darles una vida como la que llevan los chicos de ahora? ¿Cómo puedo salir del laberinto elevándome, sin dejar de atender las necesidades terrenales? Se que la solución es elevarme y salir y ¿cómo puedo elevarme sin dejar de pisar tierra, de ser terrenal?

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