domingo, 5 de noviembre de 2006

Disfruto de la atracciones de mi vida desde la serenidad

Es domingo a las 19:22 horas, estoy sola en casa. Me acabo de duchar, de fondo suenan unos nostálgicos fados y sobre mi mesa juguetea la pequeña llama que produce una vela que tengo encendida. Me siento feliz, es una felicidad tranquila, aunque estaría mejor expresado con la palabra serena. Soy consciente que hasta la velocidad con la que tecleo es reposada. La vida es muy curiosa desde hace tiempo tenía pensada un tema para una entrada ¡hasta tenía preparada la foto! Y el fin de semana pasada en un curso de Raquel Torrent habló de lo mismo que yo iba a hablar y ¡hasta puso el ejemplo del tío vivo! No puede menos que decírselo pues pensé que no podía ser casualidad. Todo esto viene a que pienso que la vida es un teatrillo, o en palabras de Ken Wilber, la vida es un juego y venimos a disfrutar. Cuando vamos creciendo vamos perdiendo la capacidad que tenemos de niños de disfrutar a tope de todas las cosas. Entonces empezamos a preocuparnos y a desconectarnos del momento presente. Cuando aprendemos a vivir cada momento como eternos niñ@s entonces es cuando de verdad disfrutamos. Aunque estemos en una montaña rusa, en un tío vivo o en un túnel del terror porque somos conscientes de que todo es un teatro y lo que importa es hacer nuestro papel y divertirnos con ello. Dicho todo esto quiero escribir acerca de un sentimiento que tengo desde esta tarde. Un “muy-amigo” mío me ha comentado que se marchaba de viaje esta semana, y esto a mi me ha producido un pequeño revuelo interior. Lo primero que he hecho, de forma inconsciente, es acallarlo y decirme que eso NO PUEDE SER, que no puedo sentir eso. Si no estuviese tan preparada como estoy no le hubiese hecho más caso, y luego, claro está, saldría de cualquier forma. Lo que he hecho es volver a el, escucharme, escuchar lo que mi corazón quiere decirme. Sentir de donde procede y como quiere manifestarse. Le he definido lo mejor que he sabido, por mi cabeza han pasado palabras como; “celos?”, “inseguridad?”, envidia?”, apego?”, sentimientos amorosos?”,… o tal vez sea una mezcla de todos ellos. Ahora con serenidad, con consciencia y estando en el aquí y en el ahora entiendo que realmente el ceñimiento que me invadió fue una mezcla de todos ellos, con un matiz muy importante; estos sentimientos procedían de mi mente, no de mi corazón. Procedían de lo aprendido no de lo que yo realmente SOY. Era la mente repitiendo una y otra vez viejos patrones aprendidos. Tal vez a ella, a mi mente, le va a costar un tiempo para cambiar sus paradigmas. Esto es así, no pasa nada. Lo importante es que yo esté consciente la mayor parte del tiempo posible, es decir en mi SER y que sea capaz de Darme cuenta lo más rápidamente posible en los momentos que caigo en la inconsciencia. ¡Ve mi “muy-amigo” a donde quieras ir que mi corazón va contigo y mi SER se queda tranquilo y sobretodo sereno, muy sereno. Disfrutando de las atracciones de mi vida desde la serenidad interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario