lunes, 22 de octubre de 2007

La felicidad y el presente

La humanidad nos pasamos la existencia buscando fórmulas magistrales para lograr la felicidad. Y la felicidad es como un helado en manos de un niño, si lo coge con fuerza se le cae o se derrite, cuanto más desea proteger al helado antes desaparece. La felicidad es igual en el momento que la tenemos y en lugar de simplemente vivirla la queremos atrapar, se nos esfuma.
El porque pasa esto está claro, porque en lugar de fijar nuestra atención en disfrutar y en vivir el presente, fijamos la atención en que. podemos perder esta sensación. Y claro, tal y como dice Deepak Chopra; “eres en lo que se encuentra tu atención”. Si nos centramos en la pérdida ya estamos experimentando la sensación de esa pérdida y no de lo que tenemos en el presente.
Por esto una de las primeras lecciones de todos los sabios es vivir el aquí y el ahora, estar en el momento presente. De esto el cuerpo sabe mucho, el siempre está en el presente, no podemos comer, dormir o abrazar en el pasado o en el futuro, el cuerpo solo entiende de lo que pasa en el momento actual. De todas las funciones del cuerpo la que mas claramente nos demuestra esto es la acción de respirar. La respiración es un aquí y ahora constante, no puede hacerse en otro tiempo. Una respiración profunda nos conecta con el momento que se está viviendo. La respiración marca el inicio y el fin de la vida. Es el principal factor en la meditación y algunos maestros nos dicen que a través de ella podemos vencer las adicciones, pues una adicción tiene un anclaje en el pasado y una expectativa de futuro, así al estar en el presente estas dos sensaciones desaparecen dándonos la libertad a decidir sin otras ataduras que el ahora.
Quien nos saca de nuestro centro, de nuestro presente es la mente, que nos lleva al pasado, al futuro, realiza juicios, crea expectativas, tiene necesidad de reconocimiento… cuando nacemos nuestra mente está libre de pensamientos, tal vez sea por esto por lo que los bebés dan tanta paz, porque transmiten esa ausencia de pensamientos. Es a la edad de 3 ó 4 años cuando esta actividad empieza. Curiosamente en las niñas empieza antes que el los niños. Y desde ese momento la mente no descansa nunca, a no ser a través de la meditación, mandándonos mensajes de proyección al futuro y de regreso al pasado. Y ¿Podemos ser felices en otro momento que no sea el aquí y el ahora? Evidentemente no.
Por ello el estar en el eterno presente es la primera, o de las primeras, reglas de oro para ser feliz, para vivir una vida en plenitud.

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