miércoles, 7 de noviembre de 2007

Las ansias de glorificación del ser humano

Cuando un ser humano, como por ejemplo Nerón, desea ser glorificado, es decir, ser tratado desde la gloria, ser tratado como a un Dios. Está reconociendo el Dios que es. El Dios que hay dentro de si mismo. Esto está muy bien, ¡ojala todos los hiciéramos así! Lo que olvidaba Nerón y muchos otros personajes de la historia, incluso personajes de la actualidad, es el mismo Dios que reconocen que vive dentro de ellos también vive dentro de las demás personas. Es atribuirse como propio un don que es de cada uno/a de las personas que habitamos esta tierra. Sin esta parte divina seríamos, como bien dice mi hijo Carlos, unos cadáveres andantes. El equilibrio está, no pensar como Nerón que creía que él solo era el Dios, ni como sus súbditos que pensaban que ellos no lo era. Sino en saber que todos/as somos dioses, honrar esa parte divina, tanto la propia como la de los demás.

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