domingo, 22 de julio de 2007

Entre la mente y el corazón


El 24 de mayo escribí en este blog; “mente te invito a dormir, corazón te invito a sentir”. Esto es lo que he estado haciendo desde entonces, hacer solo lo que me dictaba el corazón y créeme siento una maravillosa paz interior. He pensado mucho en este tema, lo he procesado con la mente y lo he sentido con el corazón para ver de que modo podía distinguir la información que me llegaba desde uno o desde el otro. ¡Y ya lo tengo! La mente habla a través de los pensamientos, estos están en su mayoría influenciados por sus experiencias, circunstancias e influencias exteriores. Los pensamientos son pesados, como con lastre. Son como un viejo barco de carga con multitud de contenedores llenos de entradas que le son ajenas. Contenedores no elegidos, heredados, impuestos, tragados sin ser digeridos, superficiales,…En fin contenedores llenados por la sociedad, la familia, los profesores, las vecinas, las amigas, la pareja, la publicidad, la iglesia, el gobierno, las modas, el consumismo….El principal motor de la mente es el sentirse aceptada. El corazón lo hace a través de las emociones, de aquello que siento en cada momento. Estas emociones son ligeras, no pasan por ningún filtro, vienen directas desde el corazón. Son verdaderas y muy nuestras, no están condicionadas por nada. Su principal motor es el amor. No somete sus decisiones a lo que los demás piensen o sientan, porque lo importante para él es el amor que entrega y el amor a si mismo, no lo que espera recibir a cambio. Pues en el hecho de amar ya se encuentra la mayor recompensa que se puede soñar; el sentirse bien. El corazón es como un avión ultraligero, no hace ruido, es liviano, no lleva carga, solo cabe la persona que lo dirige, a pesar de amar a las demás personas no carga con ellas, ni con sus pensamientos, deseos, expectativas. Cuando hemos de tomar una decisión el corazón nos indicará la mejor opción para nosotros de una forma suave, delicada… A su vez la mente también nos dará su versión de una forma contundente y fuerte. Si no se está muy consciente la mente, al gritar mas, ganará la batalla y haremos lo que ella nos indica, acallando al corazón. Esta será la semilla de futuras tristezas y depresiones. Conforme escuchamos más a la mente y acallamos al corazón vamos perdiendo lo que realmente somos, nos despojamos poco a poco de nuestra verdadera esencia. Esto solo puede traer insatisfacción personal. La mente es un instrumento poderoso siempre y cuando esté puesto al servicio del corazón y no al revés. ¿Cuándo fue la última vez que le preguntaste a tu corazón que es lo que realmente desea? ¿Cuándo te escuchaste y le mandaste a la mente acallarse? ¿Sientes tristeza en tu vida? ¿Te escuchas?

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