Anclados a la pereza
Cuenta una historia que un niño se encontró con Perezoso, un perro que estaba sentado en medio de un camino y no paraba de gruñir y quejarse. "¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?", le preguntó. El animal negó con la cabeza. De pronto, el niño descubrió que aquel perro estaba sentado sobre un clavo oxidado. "¡Cuanto más tiempo tardes en sacártelo, más te dolerá la herida!". Y añadió estupefacto: "¿Por qué no te levantas?" Cansado de escuchar al niño, finalmente Perezoso le contestó con sorprendente naturalidad: "Porque no me duele tanto como para hacer el esfuerzo necesario para levantarme"
Muy bueno.
ResponderEliminarPP