jueves, 18 de septiembre de 2008

El desierto de Wadi Rum, Jordania

En el mes de julio me fui unos días a Jordania y viví momentos maravillosos que nunca podré olvidar. Una de las cosas más impresionantes que hice fue pasar 24 horas en el desierto de Wadi Rum, al sur del país.
El desierto me llegó al corazón, sin exagerar puedo decir que me sentía como si yo perteneciese a aquel hábitat.
El tiempo parece dejar de existir tal y como lo conocemos en la ciudad, más bien diría que el concepto de tiempo se sustituye por el devenir de sensaciones y que es el cambio de luz lo marca el ritmo de las acciones.
Sólo estuve 24 horas y realmente te puedo decir que sentí como si hubiese estado 3 ó 4 días.
En la foto me puedes ver dando un paseo en camello, ¡me encantó la experiencia! El camello tiene una maravillosa belleza adaptada al desierto y su ritmo armónico y suave te deja disfrutar de todo lo que hay a tu alrededor. Pensé que esta sensación se parece un poco a la de un feto en la barriga de su madre ¡es maravillosa!
En el desierto, comparado con una ciudad, no hay casi nada y es curioso que siendo así la sensación de tenerlo todo es mayor que en la ciudad.
En nuestro camino encontramos otras caravanas de personas a las que saludamos e incluso compartimos nuestro té y nuestra agua con ellos. ¡Cómo me gustó! ¿Y nosotros nos llamamos desarrollados cuando casi no saludamos ni a nuestro vecino al que vemos a diario?
Dormimos bajo las estrellas, ¡no había visto nunca tantas juntas! ¡Qué cielo! Eso era un espectáculo que Dios me brindaba, no me quería dormir, deseaba empaparme de esa paz, de esa luz de las estrellas, de ese soñar despierta de que el mundo no es como lo percibimos en nuestra cultura, si no que hay mucho más y ese mundo más es altamente gratifican te y especial. Tal vez un día desaprendamos para volver a aprender a vivir de acuerdo con nuestra esencia y con lo valores del ser humano, no con los "no-valores" de la sociedad de consumo.
Antes de dormirme, estaba disfrutando el momento y filosofando un poquito, me sentía super a gusto pues en ese momento SABIA que es posible un mundo mejor cunado Dios me regaló una estrella fugaz....
En cuanto pueda me voy a ir 4 ó 5 días al desierto yo sola, acompañada de un guía y un camello, y por supuesto con libreta y boli, para escribir mis pensamientos y sensaciones.
De momento, estoy aquí en la ciudad con todo lo que ello conlleva, espero poder sentir la plenitud que sentí allí aquí. :-)

1 comentario:

  1. Estimada Elvira, que agradable es leer tus detalladas crónicas sobre tus experiencias !! Que bonito texto sobre la magia del desierto. Leer hoy tus lineas me ha transportado a mi primera noche en el desierto, que ha marcado profundamente muchas cosas en mi vida. Sobretodo me hizo sentir algo que nunca antes había sentido: la sensación de llegar a mi santuario, al unico lugar que conozco del que nunca deseo irme, por tiempo que lleve allí. Me ha ayudado leerlo hoy, una época un poco convulsa en mi vida, para recordar que todo esto pasará, que resolveré lo que aquí me mantiene, y volveré a mis amadas arenas de Erg Chebbi, a mis cielos cuajados de estrellas, a mis atardeceres de mil colores, y a pasear en la mañana por la aldea de Merzouga sintiendo los primeros rayos del sol en mi piel, tocando los muros de adobe de las casas, Oyendo el bramar de los Dromedarios en los establos... Todo allí es pura libertad porque no hay casi nada que te distraiga de lo que realmente importa; llenar cada minuto de sesenta segundos de intensa belleza, también de supervivencia en condiciones hostiles, pero siempre minutos colmados de sensaciones y serenidad. Gracias Elvira por los recuerdos que me has hecho rescatar y acariciar en mi pensamiento, y feliz semana a tí y todos los que te leen.

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