sábado, 18 de agosto de 2007

Tú eres lo que tu deseo más profundo es

Estoy totalmente convencida de que el universo nos concede lo que le pedimos, lo que deseamos. Entonces si esto es así ¿Por qué hay tanta gente infeliz en el mundo? Alguien me podría decir que si realmente todos recibimos aquello que deseamos entonces el mundo sería, de nuevo, el paraíso y que la situación real es totalmente opuesta. Hoy tengo una respuesta para esto. La sociedad actual es altamente consumista, está gobernada por la parte izquierda del cerebro, que el la lógica, y además esta muy influenciada por la publicidad. Estas circunstancias, entre otras en las que no voy a entrar hoy, hacen que las personas nos centremos más en el objeto de nuestro deseo que en las sensaciones que nos va a producir el tenerlo. La publicidad lo hace muy bien, pues siempre nos muestra las emociones que sentiremos si consumimos el producto que anuncia. Por ejemplo los anuncios de Coca cola nos trasladan a un mundo de felicidad, emoción, amor…Esto es perfecto pues nuestra alma esta ansiosa de sentir estas emociones tan positivas. Con lo cual el efecto que se produce en nosotros/as es el de desear sentirlas. ¿Y qué proceso es el que se produce en nuestro interior? Pues entra la parte izquierda del cerebro y el materialismo de nuestra sociedad; cuando pensamos en el objeto anunciado lo hacemos de una manera “lógica” y materialista con lo cual nos centramos en el objeto mismo, no en lo que nos hará sentir el tenerlo. Así el deseo que generará nuestra mente será parecido a esto; “deseo una Coca Cola, pues sé que al bebérmela automáticamente vendrá a mi la felicidad” Y la ley de la cómo pedir los deseos al universo no funciona así. La forma de formular el deseo sería;”deseo sentirme feliz y disfrutar bebiéndome una Coca Cola”, es decir primero pensar en la emoción que deseamos conseguir y después el objeto por el cual llegaremos a esta. Pongamos el ejemplo del amor. Si yo deseo tener una pareja y lanzo mi deseo al universo, definiéndola exactamente como la quiero, lo más seguro es que el universo nos conceda este deseo, y luego puede pasar que no sea feliz con él/ella. ¡Oh! Entonces ¿qué ha pasado? Pues que una vez más he realizado mi pedido pensando con mi lado izquierdo y dejándome influir por la publicidad, el cine, las novelas rosa, la sociedad, y “lo que debería ser”. ¿He contado con mi lado derecho del cerebro para hacer mi pedido? ¿Me he preguntado a mi misma como deseo sentirme dentro de la pareja? ¿Sé exactamente las sensaciones que deseo sentir? ¿Qué más da que sea una Pesi Cola que una Coca Cola, un/a chico/a alto/a que uno/a bajo/a? Lo importante es lo que sienta cuando me beba el refresco o cuando me bese o me abrace mi pareja. Dejemos expresarse a nuestro corazón, dejemos que el nos indique el camino de nuestros deseos, solo así conseguiremos la verdadera felicidad, solo así nuestra atención estará puesta en nuestro interior y en la búsqueda verdadera de la felicidad. Luego atendamos a la parte izquierda, a la lógica, a lo que la sociedad establece. Y busquemos el equilibrio entre ambos lados. Un antiguo texto védico llamado Upanishad dice; “Tu eres lo que tu deseo más profundo es. Como es tu deseo es tu intención. Como es tu intención es tu voluntad. Como es tu voluntad, son tus actos. Como son tus actos, es tu destino”

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