miércoles, 21 de junio de 2006

Elegir el camino

Sir Kenneth Clark, reconocido historiador inglés de arte, relata en su autobiografía la Revelación que tuvo cuando estuvo en una iglesia: supo que una presencia omnipotente lo llenaba. Percibió más allá del pensamiento, una realidad sublime, luminosa, armoniosa y sagrada. En ese momento tuvo que elegir entre esta realidad trascendental o volver al arte. Eligió la segunda. Esto ha sido representado en una ingeniosa caricatura que muestra dos señales en una bifurcación de un sendero; una apuesta hacia “Dios” y la otra hacia “Debates sobre Dios”. En nuestras vidas estas dos bifurcaciones están presentes en todo momento. Cuando queremos algo que consideramos que nos dará felicidad podemos elegir entre dos camino; el camino en el que el enfoque está permanentemente en lo deseado, así nuestra felicidad es dependiente de su consecución. No importa el camino que estemos andando, lo que nos vayamos encontrando o las nuevas oportunidades que vayan surgiendo; queremos llegar cuanto antes para disfrutar de lo que tanto anhelamos. En este camino teorizamos sobre como deberían ser las cosas, hacemos saber a los demás lo injusto que es que, habiéndonos esforzado tanto, no hayamos obtenido el éxito. En definitiva vivimos sumidos en el drama. ¡Con lo que me esfuerzo, con lo que trabajo…” El otro camino es el de dejarse fluir, el de sentir que las cosas llegarán a su tiempo, el de conectarse a un@ mism@ y el de disfrutar; si quieres llegar a ser, por ejemplo, ingenie@, siente que ya lo eres, que lo único que necesitas es el tiempo necesario para materializarlo. A la hora de elegir un camino u otro cobra especial importancia el ego, según nos dejemos llevar por este, así veremos el mundo. Cuando tenemos un ego crecido entones querremos que nuestro mundo exterior sea exactamente igual a como lo deseamos. Es decir, que haremos lo imposible porque muestro mundo se adapte a nuestro sistema de creencias, valores, sueños, miedos…Esto provoca un gran distanciamiento de nuestro interior y nuestro exterior, lo que produce una ruptura que nos hace sentirnos infelices. Me doy cuenta de que todo lo que he sufrido este año me lo he provocado yo, pues he elegido, en algunos momentos, el camino equivocado. El camino del “debate de Dios”, es decir, el camino en el que mi ego quería dirigir todo lo exterior, en lugar de dejarme fluir y de disfrutar de todo lo que me venía (bueno a decir verdad esta parte si que le hecho bien, he disfrutado a tope de todo lo positivo que he tenido). ¿Por qué queremos que las cosas sean exactamente como las deseamos? ¿Cómo sabemos que eso nos va a hacer felices? La felicidad está a nuestro alrededor y no sabemos que podemos ir encontrando en el camino en el que nos dejamos fluir. Ya he escrito de esta idea en varias ocasiones. Aún así no me importa volver a ella una y otra vez, porque creo que es fundamental a al hora de ser feliz y que, a su vez, no es fácil vivir de acuerda a ella, pues lo que nos han enseñado es justo lo contrario; a vivir enfocados en resultados. Vivir de esta forma es la que Deepak Chopra llama vivir en la Conciencia Pura, que es el lugar donde mejor podemos vivir. Donde mas real es esta vida irreal. Te recomiendo su libro; “El libro de los secretos”, de el he sacado parte del material de esta entrada.

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