viernes, 28 de septiembre de 2007

La Elvira espiritual y la Elvira mujer

Me encuentro dividida, paso de la Elvira espiritual a la Elvira mujer y no logro encontrar mi equilibrio. Esto me produce una gran melancolía, una tristeza y unas ganas de hacer como el caracol, enroscarme en mi misma y olvidarme del mundo por un tiempo. El origen de esta situación es que estoy enamorada de un hombre muy especial, un ser maravilloso. Se llama Ahmed, es egipcio, es economista y dedica su vida a labores humanitarias en los países árabes y africanos, principalmente. Su mente es brillante, y además, porque no decirlo, es encantador. Llevamos saliendo tres meses y, en este tiempo yo he viajado a El Cairo un par de veces. Lo que allí he vivido ha sido de cuento de hadas. Ahora estoy viviendo la parte que nunca cuentan en los cuentos. La soledad de la distancia. Mi división interior. Ahmed se encuentra en estos momentos en "una misión" en Sudáfrica. Una misión imposible, como dice él, dándole un toque James Bond, aunque sin BMW, armas y chicas explosivas. Durante le tiempo que esté por allí no podemos comunicarnos, y esto va a ser mas de un mes. Y ¡ay Dios mío! ¿Cómo puedo llevar yo esta ausencia? Si me pongo en el papel de la Elvira espiritual, me siento muy bien, muy orgullosa sabiendo que estoy apoyando a un hombre que dedica su vida a crear un mundo mejor. Si me paso al de la Elvira mujer entonces le echo de menos, deseo que esté a mi lado en lugar de alado de los que lo necesitan. Deseo sus besos, sus abrazos y despertar a su lado cada mañana, no encontrar una cama vacía, sin su presencia. Y así paso de un extremo a otro, cuando estoy en el papel de mujer inmediatamente pienso en la espiritualidad. Es increíble como funciona el universo de las cosas que he estado "filosofando" desde hace unos meses, ahora estoy viviendo la experiencia en carne y hueso. ¡Este es el paso de la teoría a la práctica! Ya veremos si apruebo y si me tengo que examinar en Septiembre.

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