jueves, 5 de abril de 2007

Carta a un amor imposible


Querido amigo, hoy en mi soledad escribo estas líneas. Hace un día precioso de sol, tengo por delante cuatro días de fiesta, y me encuentro sola en casa. Quisiera compartir estos momentos contigo, quisiera que mi soledad encontrase tu compañía. Hoy desearía que tu cuerpo estuviese junto al mío, que tu espíritu y el mío pudieran comunicarse, le gustaría reír contigo, pasear, y terminar el día fundiéndonos en un intenso brazo. Todo esto me gustaría y sé que no va a ser real, se que éstos días no los puedo compartir contigo. Aún así estoy bien, mi corazón está pleno, mi mente está acallada y mi alma tranquila. Aún sabiendo que no te voy a tener físicamente siento que tu espíritu está junto al mío y eso me conforta y me alegra el corazón. Pues prefiero saber de tu espíritu está cerca del mío a tenerte a mi lado sintiendo tu espíritu lejos. Realmente soy una privilegiada porque sé que puedo contar contigo, con tu amistad, con tu cariño, con tu apoyo y con algunos trocitos de tu tiempo. Tener un amigo como tú, es haber recibido un regalo maravilloso, único y especial. Amigo mío hoy desde la distancia te quiero dar las gracias por cuidarme y mimarme. Porque hoy mi soledad es solamente una soledad aparente, porque sé que no estoy sola, se tu estás conmigo. Me has enseñado muchas cosas y una de ellas es amar sin apego, que el verdadero amor es no retener, el verdadero amor es libertad. Tal vez sea yo, o tal vez esté en la condición humana, lo cierto es que esta situación de lejanía lo que me produce es un sentimiento de mayor valoración. De apreciar lo que tengo el momento que lo tengo, de dar gracias porque sé que, en algún momento, lo tendré. Hoy estoy feliz, tranquila, en paz conmigo y con el mundo. No importa dónde te encuentres, no importa donde estés, estás aquí a mi lado. Te siento mucho más cerca de muchas personas que me rodean. Dondequiera que estés pasa un feliz día y siente que yo estoy junto a ti. Gracias por ser mi amigo, por quererme, por mimarme y sobre todo gracias por ser mi maestro. Te amo y desde mi amor acepto tus circunstancias, defectos y virtudes, en definitiva, te acepto un tal y como es, sin pretender cambiarte nada Mi alma y le mandan mil besos a tu alma, besos castos y llenos de amor.

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