Ayer fue San
Valentín, el llamado día de los enamorados. Yo prefiero llamarle el día
del Amor, en años anteriores he escrito una entrada llamada “Hoy TAMBIÉN
es el día del Amor”, porque el amor está presente en cada momento de
nuestra vida.
El
amor es la emoción de mayor intensidad que puede sentir un ser humano.
Del amor al miedo, la emoción más baja, hay todo un abanico de emociones
posibles, las cuales están presentes en nuestra relación con todo
aquello que nos rodea, ya sean personas, objetos, situaciones,..
¡incluso, y especialmente, con nosotr@s mism@s!
Pongamos
como ejemplo un reloj, éste está influenciado por cuándo, dónde y con
quién lo compramos o por quien nos lo regaló o si lo heredamos de un ser
querido.... Hay una gran cantidad de matices que harán que ese reloj
suba o baje en la escala emocional, o que se sitúe en el centro, que nos
cree aburrimiento o indiferencia, lo que también nos condicionará
nuestra relación con el, pues si tenemos otros relojes, quedará relegado
en un cajón.
Con
las situaciones de nuestra vida pasa lo mismo, con nuestro trabajo o
con el trabajo deseado, la comida familiar del fin de semana, nuestro
tiempo de ocio, etcétera. Según sea la emoción asignada a cada
situación, así será cómo la vivenciemos.
Esto,
por supuesto, es muy evidente cuando se trata de personas, a cada una
que entra en nuestra vida le otorgamos una cierta emoción y nos
relacionamos desde ella, en ocasiones ocurre que un hecho concreto nos
hace variar la emoción que sentimos hacia él o ella, cambiando
automáticamente nuestra relación.
¿Te
has preguntado alguna vez cuál es la relación emocional que tienes
contigo?, al pensar en ti ¿qué emociones te llegan?, ¿son emociones
positivas, como amor, pasión, entusiasmo o felicidad o son de temor,
miedo, impotencia o depresión?
Ya
sabes que las emociones son las que nos dan el impulso para la acción,
así tal cómo tu sientas así actuarás y tus acciones determinarán tu
vida.
Por
todo ello te invito a tomar conciencia de las emociones que están
presentes en tu vida y en cómo, de una forma automatizada, te están
condicionando. Te sugiero que pienses ¿qué emoción me está guiando en
cada situación de mi vida y con la personas de mi entorno?, ¿es la
emoción que quiero sentir?, ¿me beneficia o me perjudica?
Estas
preguntas te harán tomar conciencia de ti mism@ y te permitirán salir
de un piloto automático que te mantiene en un circulo sin fin de acción -
reacción.
Nadie
puede escapar al impacto que sus emociones tiene en su vida, lo que sí
podemos hacer es tomar conciencia de ellas y gestionarlas para que nos
creen una realidad favorable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario