No somos el cuerpo en el que habitamos, el coche que conducimos, la casa donde moramos ni las ropas que vestimos. Somos el rastro que vamos dejando, a través de nuestras acciones, en nuestro paso por la vida. Las estrellas nos lo recuerdan cada noche, pues no las vemos a ellas lo que vemos es el rastro de su luz. Recuerda no eres el continente; eres aquello que seas capaz de proyectar, lo demás se perderá cuando te vayas.
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