miércoles, 2 de enero de 2013

Soy una soñadora.. ahora sé que l@s soñadores somos necesari@s

Desde pequeña he sido una soñadora, a las personas que tenía a mi alrededor “les hacía gracia” esta faceta mía, decían algo así como “que mona Elvira siempre hablando y pensando en el amor y en un mundo mejor”. Y yo me sentía terriblemente sola, diferente, no encontraba a nadie con la que pudiera compartir mis inquietudes y con la que sentirme comprendida.
A los once años publiqué mi primera poesía en un periódico local, aún tengo guardado el recorte del periódico, en la que decía:
En África y en China,
en América y en Japón,
tenemos unos hermanos
que nos piden compasión.
Compasión de amor,
compasión de corazón....
En esa época ya intuía que la forma de crear un mundo mejor es la de sentir la humanidad como parte de una gran familia y que el amor y la compasión es el camino para crear un mundo mejor.
Tengo libretas y libretas llenas de poesías y pensamientos, esta ha sido, y sigue siendo, mi forma de intentar comprender el mundo.
Una de las primeras personas que llegaron a mi vida y en la que me pude sentir comprendida fue mi amigo Pablo, ¡a él también lo consideraban raro! Recuerdo nuestras conversaciones en las noches de verano junto a la orilla del mar como verdaderos regalos.
Y el tiempo fue pasando, yo fui recorriendo caminos, leyendo libros y, sobretodo, conociendo personas... Todo esto me hizo descubrir que hay muchas personas como yo, personas que son soñadoras, personas que tienen una fuerte creencia que un mundo mejor es posible y que está en nuestras manos y en nuestros corazones el crearlo.
Hoy mi faceta de soñadora no me pesa como antes, al contrario, me parece un privilegio. Las soñadoras y los soñadores somos necesarios en el mundo, pues el amor y los sueños son sus motores.

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