martes, 28 de noviembre de 2006

La vida como maestra

No hay maestros, hay una única y gran maestra que es la vida mediante las experiencias que nos brinda. Podemos leer a grandes hombres y grandes mujeres esclarecid@s, escritos sufís, textos religiosos, podemos leer, estudiar, escuchar.. incluso podemos repetir palabra a palabra grandes textos de los mayores humanistas de la humanidad. Todo esto de nada nos servirá si no experimentamos la teoría en nosotr@s mism@s, sino lo sentimos en nuestras carnes, en nuestro corazón.. en nuestra alma. ¿Cómo podría trasmitirme el mayor de los maestros lo que es el amor si nunca lo he llegado a sentir? ¿Cómo me podría transmitir la sensación de besar a mi hijo cuando este está plácidamente dormido? Y ¿Cómo me podría transmitir el aprendizaje de cualquier cosa en la vida sin pasar yo por la experiencia? Cada uno de mis momentos malos, cada una de las situaciones en las que he caído, cada situación dura que he pasado, cada experiencia vivida, ha sido mi maestra, la verdadera forma en que he aprendido. Lo demás, gurús, libros, maestros espirituales, etcétera me han ayudado a la forma de percibirlo. Los verdaderos aprendizajes me los ofrece la vida y yo, según mi grado de conciencia, las aprendo o no. La vida es mi maestra y yo soy quien decido aprender en cada momento.

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