martes, 10 de octubre de 2006

Los ojos de Javier


Ayer viví uno de esos momentos que la vida te regala y que te hacen sentir bien interiormente. Fui a comer con un chico de mi edad al que conocía poco. Era la segunda vez que nos veíamos y me sentí realmente bien con él. No como hombre, sino como ser humano. Ayer sentí, de nuevo, que hay muchas personas en este mundo que viven hacia los demás y que intentan día a día con su forma de actuar crear un mundo mejor. Dicen que los ojos son el reflejo del alma, yo cada día creo mas en esto, los ojos de Javier son verdes claros y al mirarte en ellos, puedes ver su gran corazón. Hablamos de muchas cosas, filosofamos entre el shusi, shisimi, California rolls y otros majares japoneses, acompañados por una botella de buen vino, Magnificus. Javier me dijo algo que me encantó y que quiero transmitirte, hablando de la vida, me miró a los ojos y me dijo: -Elvira, piénsalo a lo largo de tu vida ¿has tenido más momentos buenos o malos? Después de un rato le contesté que sin duda he tenido muchos más buenos que malos. –Entonces- me dijo él- puedes decir que tienes una buena vida. Muchas personas-continuó- se quejan de las cosas malas que les pasan sin pensar en que la balanza de lo bueno siempre está a su favor. Además todo aquello que no lo clasificamos como malo podemos decir que es bueno. Es cierto, en un día te pueden pasar un montón de cosas buenas (o no malas) pero si te pasa una, tan solo una mala o regular, ya sientes que el día se te ha ido a pique. Que has tenido un mal día. Y yo pregunto ¿realmente ha sido un mal día? O tal vez solo a habido algo que no lo percibes como bueno, pero el resto SI que ha sido bueno. Nuestra mente está acostumbrada a dar más importancia a lo malo que a lo positivo, ¡vamos a educarla! ¡vamos a relativizar lo malo y lo bueno! Al final todo son experiencias. Si buscamos que la vida sea perfecta siempre estaremos insatisfechos. Si queremos vivir nuestra vida de una forma intensa, con sus luces y sus sombras, entonces es cuando realmente podremos encontrar la felicidad. Es tan sencillo como un cambio de perspectiva, de donde ponemos nuestra atención. Ya lo dijo Chopra “tu estas donde tu atención está”. Fue una tarde preciosa, que disfruté mucho y me dejó un bienestar interior grande. En los preciosos ojos de Javier vi los ojos de tantas personas que contribuyen a crear un mundo más habitable y más humano.

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