L@s que me conocéis sabéis que he escrito un libro que versa sobre como la mente nos limita y nos hace prisioner@s de sus reiterados pensamientos. Una frase que me encanta y que seguro que ya he mencionado en este blog es; “ningún hombre es libre si no es libre de si mismo”. Este es un tema que me apasiona y en el que ando investigando.
Como ya sabes, algunas culturas occidentales se refieren a la mente como a un animal desbocado al que hay que domar para no dejarle tener el control. Un ejemplo claro de esto es cuando decidimos hacer una cosa, sabemos que eso es lo que realmente queremos y después hacemos otra cosa. En estos casos la acción de la mente es devastadora pues nos aleja de nuestros deseos.
En la India a la mente se le compara con un elefante, que tiene gran fuerza pero que basta con atarlo a una estaca para que nos obedezca. En el Budismo la mente es metafóricamente un mono el cual se empeña en ver al mundo a través de los cinco sentidos y que son impulsivos e inconscientes. El budismo no quiere controlar la mente, mono, lo que desea hacer es conocerlo, aceptarlo y transcenderlo a una conciencia superior. Es decir, conocernos a nosotr@s mism@s, nuestros pensamientos, ser conscientes en cada momento lo que nuestra mente está pensando y saber el origen de este pensamiento, una vez que lo hemos comprendido y sabemos su origen lo aceptaremos como pensamiento no como parte de nuestra voluntad y de esta forma podremos trascender a una conciencia superior, podremos tomar nuestras decisiones en base a nuestro Yo interior.
Es algo así como cuando meditamos, sabemos que hay pensamientos, los aceptamos pero no nos aferramos a ellos, sino que los dejemos pasar.
Nuestra mente está creada a base de Samskaras, palabra hindú que significa textualmente “fluir juntos” y son los pensamientos por los cuales está compuesta nuestra mente. Hablaré de los Samskaras es mi próxima entrada.
Para liberarnos de nosotr@s mism@s un paso fundamental es olvidarnos de nuestra propia imagen. Nisargadatta Maharaj, un maestro espiritual hindú, plantea que lo que llamamos “yo” es una contracción alrededor de un núcleo vacío, cuando en realidad fuimos creados para ser libres. Esta es la misma idea que tantas veces he expuesto pero en este caso vista desde otro ángulo: cuando boicoteamos nuestras emociones y sentimientos porque no se corresponden a la imagen que tenemos de nostr@s mism@s estamos coartando nuestra libertad. Cuando nos decimos; no quiero estar triste pues yo soy fuerte y realmente el sentimiento que te está invadiendo es de tristeza, en ese momento le estás negando a tu yo la libertad de expresarse. Esto ocurre con todas las emociones; amor, ira, enfado, alegría, miedo…
La verdadera libertad de una persona no consiste en superar estas emociones o sentimientos, la libertad es tomar conciencia de ellos, aceptarlos y transcenderlos. Yo me he trabajado mucho el odio, nunca he sido una persona con fuertes sentimientos de odio pero algunos resentimientos si que tenía con respecto a mi ex marido. Hoy puedo decir que he transcendido este sentimiento y que le quiero como al padre de mis hijos que es y que me haga lo que me haga no voy a albergar ningún sentimiento negativo hacia él. Realmente me siento liberada, en este aspecto soy libre de mi mente que me dice que le odie, que mira lo mal que ese porta contigo, etc.
Todavía no soy libre de mi misma, en algunos aspectos si, pero esto es un camino y yo solo estoy al principio. Lo que si puedo decir es que hoy soy consciente de la gran esclavitud a la que estaba sometida en el pasado tratando de defender y de ajustarme a la imagen creada de mi misma.
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