En ocasiones la vida nos pone retos díficiles y dolorosos, este ha sido mi caso este fin de semana. El sábado llevé a mi hijo a Madrid pues se queda a vivir con su padre.

Esta es una decisión meditada y consensuada, tanto con mi hijo como con su padre. Sé desde lo más profundo de mi corazón que esta es una decisión que le va a hacer mucho bien a Carlos, mi hijo. También sé que, tal vez, le cueste al principio adaptarse a su nueva vida, su nuevo colegio y demás.

Hace tiempo vi la película Siddhartha en la que se cuenta su historia, en un momento dado tiene que abandonar a su propio hijo, por el bien de ambos. Esta escena se me quedó grabada, tal vez en mi subconsciente sabía que en algún momento esto me pasaría a mi también.

Estoy tranquila pues sé que he hecho lo correcto, el padre de Carlos es un gran hombre y lo va a cuidar muy bien, además le va a dar valores que yo no le he sabido inculcar.

Muchas veces el camino más fácil no es el camino mejor, en ocasiones la vida nos pide un sacrificio a medio plazo para encontrar el placer a largo plazo.

Aparte de esto yo pienso que en los casos de hijos con padres separados en los que los dos personas "como se tienen que ser", sería beneficioso para los hijos tener la oportunidad de vivir con ambos y absorber lo que cada uno de ellos le puede aportar.

Desde aquí le mando mucha fuerza y amor a mi hijo en esta nueva etapa, que lo hará más fuerte y le prepará para la vida de mejor forma que si se hubiese quedado conmigo.

Hoy no hay foto, lo prefiero así...