La forma en la que Anne le enseñaba los nombres de las cosas era a través de deletrear las letras con sus dedos sobre la palma de la mano de Hellen.
Al principio Hellen no sabía que estaba haciendo Anne, no podía asociar un nombre a un objeto ¡pues ella no conocía el lenguaje! Después de tiempo de arduo trabajo y sin ningún progreso, Anne hizo sostener una taza en la mano a Helen y empezó a llenarla hasta que el agua se derramó por su cuerpo, al mismo tiempo Anne escribía sobre su mano mujada la palabra AGUA. Fue de esta forma por la que Helen aprendió a que cada cosa tiene un nombre. Según las palabras de la propia Helen; "... Yo me quedé inmóvil, todo mi cuerpo y mi atención fijos en los movimientos de sus dedos. Mientras el agua fría me corría por la mano, experimenté de repente una extraña agitación en mi interior, una conciencia brumosa, una sensación de algo recordado.
Fue como si hubiera vuelto a la vida después de estar muerta."
Para mi la historia de Helen me evoca muchas sensaciones y reflexiones, por una parte la importancia del lenguaje y de como este es nuestro conducto a percibir la realidad, Helen descubrió el mundo gracias a ponerle nombre.
Por otra parte yo últimamente tengo la misma sensación que Helen, siento que estoy ciega o sorda o algo parecido a una realidad que no soy capaz de ver. Tengo una extraña sensación de que hay mucho más de la que vemos. Es como la conciencia brumosa de la que habla Helen, algo que está ahí y que no consigo captar. Yo sé que el ser humano es miope en muchos aspectos.
Yo soy una persona muy curiosa y estoy investigando a fondo, leo, observo, reflexiono, todo para poder llegar a ver aquello que es invisible a los ojos humanos.
Que ciegos debemos estar, de eso estoy seguro.
ResponderEliminarJs
En ocasiones nos saturamos, y esto nos produce una especie de ceguera y sordera... no hay nada como un descanso o un cambio de perspectiva para volver a recuperar los sentidos...
ResponderEliminarBesos
Fer