A pesar del estado de la carretera, del problema que tenía y del cansancio, disfruté del paisaje. La foto la hice desde el coche, aunque no refleja la belleza del momento. ¡Imagínate! todo nevado, blanco y una maravillosa luz rojiza de atardecer.
Recordaba la canción ¡blanca y radiante va la novia..! El blanco como simbología de lo puro, realmente el paisaje denotaba una pureza maravillosa. ¡Me sentía en paz y cerca de Dios!
Entre todo esto a mi mente llegaban dos palabras; fuerza para superar el nuevo reto que tenía por delante y conciencia para hacerlo desde el amor y el aquí y ahora. Ambas cualidades estuvieron presentes en mi, y ahora, que todo ha pasado, me doy cuenta que mi larga formación interior me ha valido de mucho.
¡Prueba superada! Veremos la siguiente qué pasa...
Que paisaje más bonito.
ResponderEliminarJdri