Este mes que hoy acaba he escrito poco, muy poco, apenas tres entradas. Esto ha sido porque he estado bastante ocupada, no tanto físicamente, como mentalmente. Me explico, he tenido mucho menos trabajo que en la época que escribía a diario pero mentalmente he estado tremendamente “ocupada”. Ocupada en preocuparme de mi futuro, de mis problemas. De mil y una historia que han surgido a mi alrededor. Eso es la malo, que he estado preocupada y no ocupada en avanzar. Supongo que después de un año de tanto trabajo y dedicación a un sueño que no ha sido posible es ahora cuando estoy pagando las consecuencias de cansancio, de abatimiento. Aún así no me voy a dejar vencer, no por mi misma. Es ahora cuando más que nunca he de estar fuerte, ser feliz y poner en práctica todo lo que yo escribo y pregono a quien me quiera escuchar. Creo que en los momentos buenos es muy fácil estar bien, ser feliz. Es en estos momentos, duros, en los que ves desmoronarse tus sueños en los que se demuestra la madera de cada uno. ¿Has visto la película de Lo que el viento se llevó?
A mi me encanta, hay dos escenas que me gustan especialmente, una es donde Escarlata jura que no volverá a pasar hambre y la otra en la que está arruinada y desesperada y se hace un vestido con la tela de unas cortinas para salvar sus tierras.
Yo hoy propongo que cuando nos veamos que no podamos mas, cuando creamos que todo está perdido, cuando parezca que no hay mas salidas, tiremos con fuerza de las cortinas del corazón y con ellas nos hagamos un vestido de amor, ilusión, coraje, sueños y de creer en nosotr@s. Y con esa energía renovada salgamos a hacer lo necesario para conservar nuestra tierra, o lo que es lo mismo, para alcanzar nuestros objetivos.
Yo voy a empezar ahora mismo, ya he descolgado las cortinas, me he fabricado mi vestido y me lo he puesto. Voy a terminar esta entrada y ya, con mi nuevo traje de ilusiones y fuerza renovada, voy a trabajar para vender algún terreno (que es a lo que ahora me dedico) para obtener los recursos que me permitan dedicarme a mi verdadera vocación; apoyar a los demás en su camino hacia la realización personal y la felicidad.
Te deseo que tu ropero esté lleno de trajes que te den fuerza para ir por el camino de tus sueños y no te dejes derrotar por mas duras que sean las circunstancias.
Dedicado a Isa, mi hermana y compañera en este viaje infinito.


